Las dos películas que comentaré tienen como mérito mostrar lugares a los que la mayoría de las personas que les gusta el mar desean ir de vacaciones en este verano. Con una excelente fotografía ambas resultan una promoción turística de los lugares donde se desarrolla la acción.
Sueño Florianópolis: Es una película escrita y dirigida por Ana Katz que contó con la colaboración autoral de Daniel Katz, la destacada fotografía de Gustavo Biazzi, la música de Maximiliano Silveira, Arthur de Faría, Beto Villares y Erico Villares, con el preciso montaje de Andrés Tambornino y la producción de Diego Lerman, Nicolás Avruj, Beto Gauss, Camila Groch y Francesco Civita.
Se muestran las vacaciones de Lucrecia encarnada por Mercedes Morán y Pedro en la convincente interpretación de Gustavo Garzón, una pareja de psicoanalistas argentinos que viajan con sus hijos de vacaciones a Florianopolis en 1992 y le alquilan el alojamiento a Marco protagonizado por Marco Ricca y Larissa en la actuación de Andrea Beltrao.
Surgen romances de verano entre Lucrecia y Marco y Pedro y Larisa, que no cobran profundidad. Los hijos de la pareja argentina van transitando su propio camino. Flor interpretada por Manuela Martínez se enamora de César, el hijo de Marcos, protagonizado por Caio Horowicz y sorprende a sus padres con una novedad al final del viaje, mientras que Julián en la actuación de Joaquín Garzón le plantea a sus padres su decisión de irse a otro lugar de veraneo por unos días.
El espectador se siente viviendo unas vacaciones en Florianópolis en un ambiente familiar.
El tiempo compartido es una película escrita, dirigida y producida por Mariano Laguyas, que contó con la lograda fotografía de Virginia Rojas y la música de Diego Lines y Arianna Degoas.
La historia, que tiene como ambiente Mar del Plata con sus hermosas playas, cuenta una trágica situación vivida por Magui, en la solvente interpretación de Kyrana Gallego, una española a la que su tío invita a la Argentina y le da un importante puesto en su empresa de turismo, para alejarla del mundo de las drogas.
En la fiesta de los XII Juegos Panamericanos de 1995 Magui participa con su empresa y luego vive una trágica situación con su grupo de trabajo. El elenco integrado por Santiago Caamaño como un gerente abusivo, Lucila Iriarte, como la amante del gerente y amiga de Magui y Agustín Barovero como un experto en informática que desea abrirse de un negocio que están encarando a espaldas de Magui, se desempeña de manera verosímil. Esa noche se descubren verdades y ocurre un episodio que se resignificará veinte años después cuando Magui, vuelve a la ciudad feliz acompañada de su hija para cerrar esa historia.
El film considerado de interés por el Partido de General Pueyrredón resulta una verdadera promoción de la ciudad balnearia.
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