

Esta obra inquietante de Roberto Perinelli, nos muestra en un ambiente cargado de suspenso y ambigüedades la relación de dos hombres Mejía, interpretado con solvencia por Ernesto Claudio y Simón, un expresidiario de bajo nivel sociocultural magistralmente logrado por Roberto Vallejos, en una noche de carnaval de la que llega la música de las comparsas a través de la ventana, de un lugar deteriorado que termina resultando siniestro.


Estos dos hombres intercambian comentarios e impresiones donde se desliza el humor y son interrumpidas por la llamada de alguien que da órdenes pero que nunca se identifica.
Ante un pedido de Simón, ambos esperan a Ester, encarnada de manera convincente por Silvina Bosco, que aparece en la última parte de la obra para realizar su misión.
Una obra que invita a reflexionar sobre la justicia implementada por la ley y la que ejercen los particulares.
Su contenido es apto para un público adulto sobre todo considerando el desenlace.
Con una puesta en escena adecuada y una dirección correcta de Corina Fiorillo, es una obra digna de verse y comentar en grupos de amigos.
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