Se muestra en el diálogo de la pareja un entramado de relaciones familiares disfuncionales que comienzan en el vínculo de Eugenio y Male con sus respectivos padres y se reiteran en sus acciones con sus hijos. Con la hábil dirección de Ignacio Apolo, los actores se despliegan en el espacio escénico con desenvoltura y pasan del humor al drama con naturalidad.
"La muerte y la doncella" de Ariel Dorfman con direcciòn de Javier Margulis se presentó en la sala Orestes Caviglia.
En esta obra se lucen por su actuación Marcela Ferradas que encarna a Paulina Salas, la mujer de un hombre del Estado democrático que fue víctima de la tortura durante la Dictadura militar y cree reconocer a su torturador en una amistad ocasional de su marido,
Carlos Santamarina como Gerardo Escobar, un abogado que es designado por el presidente para investigar los delitos contra los derechos humanos y al que se le pinchó una rueda en la ruta en una noche de lluvia y es socorrido por Roberto Miranda en la brillante interpretación de Horacio Peña, el supuesto torturador de Paulina.
La música que da nombre a la obra es el primer indicio que junto a muchos otros confirma a Paulina en su presunción y hace dudar a Gerardo sobre la negativa de Roberto, que dice ser inocente.
En el desenlace nos damos cuenta que la obra critica a una sociedad que no llevó hasta sus últimas consecuencias una investigación importante por razones de conveniencia social.
Excelentes interpretaciones y una hábil dirección hacen de la versión presentada una obra altamente recomendable
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