"Amarillo" la obra de Carlos Somigliana en adaptación de Andrés Bazzalo muestra la aparición de Cayo Graco, interpretado por el talentoso Sergio Surraco, en la vida pública, cuando es elegido como tribuno de la plebe y decide hacer justicia a su hermano Tiberio, que había sido asesinado y favorecer al pueblo con la distribución de las tierras.
Apoyado por su madre Cornelia encarnada con eficiencia por Adriana Dicaprio, su esposa Licinia en la excelente actuación de Heidi Fauth, decide iniciar su vida política para concretar sus ideales de justicia, pero se encuentra con obstáculos tales como la conspiración de los senadores romanos que se consideraban representantes de la República y veían amenazados sus privilegios. Daniel Dibiase como Lucio Opimio, Miguel Terni como Marcio Pomponio y Rafael Bruza como Claudio Valerio idean el plan de crear un nuevo líder en Livio Druso, interpretado de manera convincente por Joaquín Berthold, quien con planteos y promesas demagógicas logra alejar a Cayo Graco de Roma y obtener una popularidad que siempre le resultó esquiva.
El pueblo integrado por Daniel Zabalía como Septimuleio, que muestra la fascinación por el dinero que favorece la traición, Decimus interpretado por Sergio Lobo, Gaius en la presencia de Guillermo Berthold, Marcus en la actuación de Hernán Pérez y Fulvio interpretado por Luis Campos respalda el desenlace trágico de la obra.
Una deslumbrante puesta en escena donde el vestuario que remite a la época actual, la escenografía sencilla de Carlos Di Pasquo, la iluminación adecuada a cargo de Fabián Molina y el diseño sonoro de Malena Graciosi brindan un espectáculo audiovisual agradable que invita a la reflexión sobre el poder y sus manejos.
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