martes, 5 de noviembre de 2019

AVENTURA EN CUSCO E INFORMACIÓN TURÍSTICA PARA CONSIDERAR

   Este año tuve la oportunidad de visitar Cusco, la capital turística de Perú como bien se promociona.  Pensaba llegar el sábado por la tarde temprano, pero debido al mal tiempo el avión de Avianca tuvo que aterrizar en Arequipa hasta que las condiciones climáticas le permitieran llegar al aeropuerto Alejandro Velasco Astete.

    Cuando llegué luego de retirar mi valija fui en busca de un taxi para que me llevara al hotel Mayu Huasi, que quedaba en el barrio de San Blas a 3800 metros de altura y donde hay que subir tres escaleras para acceder.

  Es un barrio de artesanos, donde descubrí tratando de llegar al hotel por esas laberínticas calles empedradas de veredas angostas, un luthier que hacía instrumentos con huesos de animales y un orfebre que hacía muebles tallados en madera.

 El hotel resultó confortable y con personal atento y eficiente. Como empezó a llover torrencialmente, decidí no salir a cenar porque resultaba realmente riesgoso bajar con la lluvia las tres escalinatas empedradas.  

  Por la altura el domingo siguiente empecé a sentir lo que allí se llama soroche, no desayuné porque tenía el estómago revuelto y cuando pregunté por un hospital cercano en el hotel me dijeron que podía ir a una clínica paga porque en el hospital demoraría todo el día. 

   Como iba a estar pocos días decidí ir a misa a la Catedral. Eran las 7 de la mañana. Me informaron que después de las 9 hs la visita al recinto se cobra porque es guiada, así que llegué después de caminar unas cuantas cuadras al final de la misa de 7 y me quedé a la misa de 8 en castellano con algunos fragmentos en quechua.

  El templo del que no se podía sacar fotos, por eso figura sólo ésta de la entrada, tenía numerosas ornamentaciones doradas y las estatuas con ropas de telas.

 Al salir en la Plaza de Armas, me encontré con el desfile cívico militar que se hace todos los domingos para el turismo de todas partes del mundo. 

      Desfilaban fuerzas armadas, escuelas de distinto nivel, médicos y enfermeras dando un espectáculo colorido y tradicional. Se izó la bandera y se cantó el Himno del Perú en una ceremonia solemne matizada con bombas de estruendo.

 Pasé por el Museo del Chocolate, donde me atendieron gentilmente y me convidaron con chocolate que no acepté para evitar malestares mayores. 

 
   Recorrí la zona, compré un adaptador para cargar el celular, porque el que llevé no se adaptaba a los tomacorrientes del lugar y contraté mi viaje en Thais Travel para ir a Machu Picchu, luego de averiguar en distintos lugares.

Cuando aboné el viaje y me dijeron que retirara los pasajes por la tarde.  Así lo hice pero es conveniente si van a contratar en esa agencia que controlen que les den no sólo los pasajes de tren sino también los de bus y la entrada a Machu Picchu. 

  El lunes a las 3,30 hs  de la madrugada debía venirme a buscar una persona de la agencia para ir en un transporte con otros turistas a la estación de Ollataytambo, llegó tarde y temí que no viniera pero por suerte pude realizar el viaje de ida sin problemas hasta Aguas Calientes. 

   En el Inca Rail de las 6,40 hs disfruté de un desayuno y al llegar me encontré con la sorpresa de que me faltaban los pasajes en bus y la entrada a Machu Picchu con el servicio de guía que había abonado.

   No había internet en el lugar y no podía comunicarme con la compañía que había contratado. 

  Fui a la oficina de turismo local y como mi entrada había sido abonada, presentando el pasaporte me dieron en el momento un ticket de ingreso al Parque Arqueológico con la opción de una visita al Museo gratis a partir de las 12 hs.  .

  La compañía se contactó con Pedro, un guía que me incorporó a su grupo y realmente disfruté de las dos horas y media de recorrido por las ruinas incaicas con guanacos y vicuñas,  altares de sacrificio y recintos variados todos por supuesto a cielo abierto. Allí no sufrí ningún malestar porque la altura es de 2400 metros.

  Es conveniente que previo al recorrido visitar el sanitario, cuyo acceso tiene un módico precio, pero que es un trayecto indispensable porque durante el paseo de dos horas y media, no encontrarán ningún sitio con esa función, ya que al ser un lugar patrimonio de la Humanidad, la UNESCO no permite la instalación de baños ecológicos.   

  También resulta necesario para este paseo ir vestido con ropas abrigadas que se puedan ir sacando porque al mediodía la temperatura va en aumento y terminan usando una remera, lleven agua para hidratarse,  calzado cómodo para el largo trayecto y un gorro para no insolarse. Si se olvidaron el gorro pueden conseguir uno adecuado en el lugar por 20 dólares, que les sirve de recuerdo de la estadía. Además si les gustan los recuerdos pueden hacerse sellar el pasaporte con el sello del Parque Arqueológico Machu Picchu.

  Al volver de las famosas ruinas incaicas decidí conocer las Termas de Aguas Calientes y hacia allí me dirigí. También hay que caminar unas cuantas cuadras y por fin llegué por un monto de aproximadamente 7 dólares o 20 soles para el turismo se tiene acceso a las distintas piletas, el guardarropas, los sanitarios y el vestuario.  Es un lugar agradable que vale la pena conocer.

    A las 19, 30 hs me dirigí a la estación para tomar el tren de las 20,20 hs con la incertidumbre de si me irían a buscar a Ollataytambo para regresar al hotel. Pude ver partir a la multitud en el tren anterior y me quedé esperando con muy poca gente al Inca Rail con el que debía regresar.

  Pregunté si alguno había contratado el viaje por la misma compañía pero no logré ubicar a nadie. 

    Supe que a algunos los iba a buscar un vehículo que los llevaría hasta la Plaza de Armas de Cusco y los tuve bien presentes cuando llegamos a destino.  Allí logré ubicarme en el mismo transporte, ya que era el que me correspondía aunque me habían cambiado el nombre.  

Llegué a la medianoche a una plaza desierta, ubiqué un taxi para que me llevara al hotel.  El conductor desconocía la dirección, así que mediante fotos que había sacado en el celular del trayecto del hotel al centro lo fui guiando y le dije que me pasara a buscar a las cuatro  de la mañana para ir al aeropuerto.  Así durmiendo y comiendo poco pero admirada de mi resistencia física transcurrieron mis días en Cusco.

   Conocí la piedra de los doce ángulos, la Catedral y algunas instituciones tradicionales, tratando de encontrar un supermercado, al que llegué después de mucho caminar. Puedo decir que es una experiencia de vida, no recomendable para adultos mayores o de movilidad reducida, pero que hace valorar los beneficios de una vida saludable, que permite afrontar situaciones complejas sin mayores inconvenientes.
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