viernes, 29 de abril de 2016

UN CINE ARGENTINO CON MIRADA LOCAL

En este momento se brindan nuevas producciones fílmicas que ponen en relieve el federalismo de nuestro cine y no sé si se cumple realmente, en su totalidad, la frase de Tolstoi "Describe tu aldea y describirás el mundo" pero es una buena forma de mostrar problemáticas de distintos lugares de nuestro país.  Entre ellas vi últimamente:

"Arreo" con guión  y dirección de Tato Moreno. Es un documental filmado en Malargüe, Mendoza donde Eliseo Parada, un pastor de ovejas que recita poesía y canta, cuenta su problemática al trabajar en tierras fiscales y ver que su actividad no resulta demasiado productiva. 

 En la película se presenta a su familia: su esposa Juana Moyano, que lo acompaña en las distintas tareas, sus hijos Facundo y José, que quiere seguir estudiando y no ocuparse de la actividad que desarrollan sus padres.

  También se muestra las épocas de parición y los cuidados necesarios para la crianza de las cabras y las actividades que debe desarrollar el cuidador.  Con excelentes paisajes y una fotografía destacada la película resulta muy amena y nos permite conocer una actividad en vías de extinción. 

"La niña de los tacones amarillos" es la ópera prima de Luján Loioco, que se ocupó del guión y la dirección.

  El film ambientado en un pueblo de Jujuy, donde se está construyendo un hotel.  cuenta la historia de Isabel, una adolescente encarnada con profesionalismo por Mercedes Burgos,  que acompaña a su madre a vender empanadas a las cuadrillas de trabajadores.  Allí su belleza y su gracia hacen que un obrero de  la construcción la seduzca y ella descubra que también puede seducir para obtener las cosas que quiere. 

 La película, que es apta para mayores de 16 años, cuenta con muy buenas actuaciones, lograda fotografía, un adecuado montaje y un guión inteligente, que invita a la reflexión sobre cómo el ser humano puede llegar a corromperse para obtener lo que desea.  Esta producción se puede considerar un hallazgo en la cartelera porteña. 

                                       


"No hay tierra sin mal" ópera prima de Belén Bianco, está filmada en Posadas, provincia de Misiones.  

  La película muestra un momento de la vida de Ana, interpretada con solvencia por Ana Luz Kallsten, una joven ingenua que comparte de una noche en un boliche con sus amigos y los días son Silvia, encarnada adecuadamente por Silvia Nudelman, una empleada doméstica que mantiene una relación amorosa con un hombre casado.  La historia, si muestra un conflicto, lo hace de forma tan sutil que la mayoría del público no lo nota.  

   Sería conveniente revisar el montaje para que la historia resulte una secuencia lógica con una narración precisa que mantenga al público interesado.  Si la noticia de la radio de la pelea en el boliche, donde hay un joven muerto, se relaciona con la salida de Ana con sus amigos, tendría que haberse corroborado con otros indicios en el diálogo.


                                


"La guardería" ópera prima dirigida por Virginia Croatto con guión de Gustavo Alonso y David Blaustein y producción de Lita Stantic apela a la emoción del espectador al mostrar imágenes y voces de niños en relatos cotidianos en una situación poco común. Son niños alojados en una guardería en La Habana durante la década del 70 porque sus padres pertenecientes al grupo Montoneros, están luchando contra la Dictadura.

   La directora que formó parte de ese grupo de niños, entrevista a otros hombres y mujeres que fueron parte de la experiencia dando lugar a un documental innovador, que permite conocer una de nuestras realidades pocas veces mencionadas.

                                      

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